Derecho al cuidado: una perspectiva desde la discapacidad

A lo largo de la historia, las personas con discapacidad han sido excluidas de muchos espacios de la sociedad. A menudo, se las ha visto solo como sujetos a cuidar, dependientes. Esta visión está basada en estereotipos y barreras, en ocasiones discriminatorias, que las apartan de muchas actividades de la vida cotidiana, incluidas las tareas de cuidado.

Sin embargo, las personas con discapacidad también tienen el derecho y la capacidad de ser agentes activos en la sociedad, acompañando y cuidando a otras personas en igualdad de condiciones.

Para profundizar en esta temática, hablamos con Yésica Gutiérrez, Coordinadora de Inclusión de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy y Presidenta de la Fundación “Mujeres Derribando Barreras” (MuDeBa). Esta organización apoya a mujeres con discapacidad en la provincia de Jujuy en su proceso de empoderamiento.

Yésica nos invita a reflexionar sobre varias preguntas importantes: ¿Quién decide si las personas con discapacidad pueden o no ejercer tareas de cuidado? ¿Qué prejuicios existen en torno a esto? ¿Qué mitos o barreras afectan a las personas con discapacidad en diferentes regiones del país? ¿Cómo cuidan las personas con discapacidad? ¿Por qué son tan importantes los apoyos para poder ejercer esos cuidados?

El concepto de apoyo es clave para entender esta perspectiva. Los apoyos son las herramientas y la ayuda que las personas con discapacidad necesitan para realizar actividades cotidianas y participar activamente en su comunidad, promoviendo su autonomía e independencia. Este enfoque pone énfasis en la importancia de que todos tengamos acceso a los apoyos necesarios, para poder vivir de manera plena e inclusiva.

En este contexto, es fundamental pensar en el cuidado en red. Acompañar a una persona mayor, con o sin dependencia, no tiene que ser una tarea que se haga en soledad. Existen muchas personas e instituciones que pueden ser parte de esa red: familiares, amigos, vecinos, centros de salud, organizaciones sociales, entre otros. Entre todos se puede formar una red de cuidados que permita a la persona mayor disfrutar de su vida social y a la persona cuidadora principal descansar y recuperar energías.

Cuando hablamos del derecho al cuidado en el contexto de la discapacidad, desde un enfoque basado en los derechos humanos, debemos reconocer que los apoyos son fundamentales para que las personas con discapacidad puedan ejercer ese derecho. Esto implica entender que las personas con discapacidad también pueden cuidar a otros y que tener una discapacidad no significa necesariamente que se necesite cuidado.

El término «apoyo» hace referencia a cualquier tipo de ayuda que se brinde para que una persona con discapacidad pueda realizar sus actividades diarias y participar en la comunidad. Estos apoyos no se limitan solo a la asistencia humana, sino que pueden incluir una variedad de recursos, como nuevas tecnologías, servicios de asistencia domiciliaria, entre otros.

Por último, la definición del derecho al cuidado debe ir más allá de enfoques tradicionales y promover la idea de que el cuidado es una relación que busca, en última instancia, fomentar la autonomía personal, el bienestar social y la participación e inclusión efectiva de todas las personas en la sociedad.